viernes, 8 de agosto de 2008

Los Juegos Olímpicos Beijing 2008 y los Derechos Humanos


Es indudable la separación que existe entre las culturas de Occidente y Oriente. Esta brecha está llena de elementos geográficos, históricos, culturales, idiomáticos, entre otros, que atraviesa la línea del tiempo.
Nuestra apreciación del mundo desde la perspectiva educativa que recibimos, nos coloca en una posición tal, que fácilmente vemos a China desdibujada de su contexto real.
El problema de los derechos humanos es mundial. Cada día organizaciones internacionales denuncian el retroceso que vivimos en esta materia a lo largo y ancho de nuestro planeta. Sin embargo intereses políticos, económicos y religiosos intentan convencernos de que sólo una parcialidad del mundo viola los derechos humanos, mientras que otros pretenden convertirse en gendarmes universales.
Falsamente Occidente se erige como modelo de democracia y civilidad, respetuoso de los derechos humanos, pero situaciones como las de Guantánamo y Abu Ghraib, por nombrar sólo dos, son suficientes ejemplos de la realidad que se trata de disimular.
China entonces, está siendo calificada de manera injusta. Se trata de aplicar un doble discurso, una doble moral. Se requiere dar lo que le pedimos a otros.
Es indiscutible que la lucha por los derechos humanos corresponde a cada uno de los habitantes del planeta, sin tomar en consideración el continente, el país en el cual resida, pero esta lucha debe ser consciente e independiente a intereses oscuros que empañen la comprensión de la realidad en esta materia.

jueves, 7 de agosto de 2008

Acceso a la justicia

Son múltiples las situaciones en las cuales, las personas, reclaman su derecho a la justicia. Y múltiples también las ocasiones en las cuales el ciudadano ve frustrada esta posibilidad. Ocurre por ejemplo, al intentar gestionar cualquier trámite ante las Instituciones del Estado, cuando reclama el derecho que le es negado, o sencillamente cuando existe conflicto de intereses. En todos estos acontecimientos, se clama por justicia, pero al profundizar en este clamor, se observa que el problema real es la imposibilidad que tiene un gran número de ciudadanos de acceder a la justicia.
¿Qué se entiende por acceso a la justicia? Es esencialmente un derecho, que atraviesa transversalmente el conjunto de derechos humanos, que conforma el sistema de administración de justicia, mediante el cual se dirimen las diferencias.
Por una parte, tiene que ver con la posibilidad cierta de que los ciudadanos puedan hacer uso de la jurisdicción para la solución de sus conflictos de intereses. Se trata, de los factores que lo posibilitan, de la realidad del sistema judicial, es decir, de aspectos tales como el presupuesto asignado a las Instituciones, las desigualdades sociales, la educación de la población, los recursos económicos de los individuos, entre otros.
Por la otra parte, el acceso a la justicia también se materializa, con la eficacia, simplificación y uniformidad de los trámites y de un procedimiento expedito para la resolución de los conflictos que pueden plantear los justiciables.
Así, cuando se pide justicia, más apropiadamente lo que la población está solicitando es la posibilidad de tener acceso a una justicia sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles. No es posible que exista ausencia de justicia por falta de medios económicos o por la imposibilidad de llegar a hacer uso de los mecanismos provistos por el Estado.
La justicia debe ser gratuita, con mecanismos de protección y asesoría que permitan a todas y todos, el acceso a ella; con sedes provistas de suficientes recursos materiales y humanos. Con operadores de justicia capacitados y con sensibilidad social.
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